3. Camino sin retorno
Parte
1
Después
de pasar un buen tiempo reflexionando sobre la realidad de este mundo, decidí
que era tiempo de salir de esta casa para explorarlo un poco más. Como aún soy
un niño de poco más de 5 años, es un poco difícil salir a la calle sin permiso,
así que comencé a explorar en profundidad los terrenos de la casa, más allá de
mi delimitado espacio de confort.
Hasta
el momento no lo sabía, pero mi casa en realidad posee bastantes tierras.
Primero me dirigí, en compañía de Mirina, una tarde cuando Ilen estaba ocupada,
hacia los terrenos inmediatos frente a la parte trasera de la casa. Me encontré
con un terreno delimitado de quizás 1 hectárea (“Según mi percepción de las
distancias”), un poco más extenso hacia el interior que a lo ancho. Ocupando
casi la mitad del terreno hay una gran cantidad de árboles frutales de diversos
tipos, duraznos, damascos, ciruelos, limoneros y otros. Como iba de la mano de
Mirina (“por instrucción de Ilen”), le pregunté algunas cosas;
—
Estos árboles, ¿son nuestros?
—
Si, son los árboles frutales de la casa… creo que queda poco para la cosecha. —
Me responde.
Lo
dice mientras toma uno de los duraznos de la parte más baja del árbol frente a
nosotros y lo limpia con el delantal, para luego darle una gran y lenta
mordida, que de alguna manera me resulta bastante sugestiva, pues a pesar de su
corta edad, emana una madurez que opaca a la mayoría de las adolescentes que
conocí en mi mundo.
“Si
tuviera la altura suficiente te besaría sin dudar, para probar el dulzor de la
fruta en tu boca… algo medio poético, lo sé”
Me
sacudo los pensamientos de la cabeza y al siguiente momento, ella me acerca el
durazno mordido con una sonrisa en su rostro;
— Aki,
estos son mis favoritos, pruébalo… creo que está bien dulce.
Con
mi corazón palpitando de improvisto, tomo el durazno de entre sus manos y, sin
dudarlo, lo muerdo en el mismo lugar de la mordida de ella. Disfruto un momento
la sensación del beso indirecto, mientras observo su mirada impaciente por mi
aprobación.
Le
entrego nuevamente el durazno a ella, quien termina por comérselo para luego
tirar el cuesco al suelo, entonces mientras observo sus aún húmedos labios, no
puedo evitar sentir deseos de acercarme. Reúno un poco de coraje y le digo;
— Mirin…
te puedo dar un beso.
Nuestras
miradas se encuentran. De sus ojos emerge una fugaz sorpresa, luego, con una
sonrisa deslumbrante, me abraza mientras agacha su cabeza para frotar su
mejilla contra la mía.
— Aki,
que adorable eres… te quiero tanto. — Me dice con una voz muy adorable.
Mi
corazón salta de alegría, pero no puedo evitar sentir que me trata como un niño
(“Bueno en realidad ella también es una niña”), así que mientras frota su
mejilla contra la mía, acerco mi boca un poco y lamo delicadamente su oreja;
— ¡¡¡iiiiaaaaa!!!...
q-q-q-que fue eso Aki. — Dice sorprendida, mientras se aleja tomando su oreja y
mirándome con asombro.
— Yo
no estoy bromeando Mirina, realmente quiero besarte.
— Ummmm…
Aki, ¿porque dices esas palabras?… aun eres un niño y dices esas cosas. — Me
habla, mientras baja su cabeza apenada y sostiene su falda con sus manos.
Entonces
recapacito de mi actuación vergonzosa y recuerdo que en realidad soy un niño
(“aparentemente”) y este cuerpo subdesarrollado está muy lejos de tener deseos,
simplemente está la necesidad psicológica de quererla.
— Discúlpame
Mirin, es solo que a veces me confundo conmigo mismo. — Trato de disculparme
apenado.
Intentando
resarcirme, arranco un durazno de una rama baja, lo limpio con mi camisa y lo
pongo en una de sus manos, al tiempo que observo su mirada cabizbaja y
murmullo;
— No
te enojes conmigo.
Ella
me mira de reojo mientras acerca el durazno a su boca, luego de una mordida,
agacha más su ahora sonrojado rostro y exclama casi susurrando;
— Yo
nunca me voy a enfadar contigo… tampoco te voy a negar lo que me pidas, pero…
no me pidas esas cosas ahora… cuando crezcas, y si aún lo deseas, no me voy a
negar.
“Dios
mío, mi corazón se acaba de derretir”
Tomo
su mano nuevamente y continuamos recorriendo el terreno, sintiendo en mi
corazón que algo bueno acaba de pasar.
Una
vez recorrido el campo de árboles frutales, y probado la mayoría de sus
delicias, continuamos explorando más allá del cercado. A la derecha de la casa,
se encuentra un sector delimitado de igual tamaño que el de la casa principal,
resulta ser parte de la propiedad pero dedicada a la crianza de animales.
Paseamos
por el lugar, mientras observo cuidadosamente los alrededores. A grandes
rasgos, el lugar es un enorme criadero de gallinas, con cinco largos
galpones de casi 15 metros, que
albergarán unas 100 gallinas cada uno.
“Tal
parece que tenemos una especie de productora de huevos”
Mirina
me señala los galpones y comenta;
— Todos
los días en la mañana vengo a ayudar a recolectar huevos, son muchísimos y a
veces me atacan esos gallos desgraciados.
— ¿Qué
hacen con todos los huevos?, ¿los venden?
— Así
es, según me dijo Ilen cada 2 días los llevan al pueblo y los venden en el mercado.
— Asi
que así se mantiene nuestra familia, ¿pero quién se encarga de cuidar las
gallinas?
— Bueno,
esos serían el señor Albert y su esposa… ven, te los voy a presentar.
Mientras
nos dirigíamos a la casa de Albert, ubicada en el centro del terreno, pude
reconocer algunos cultivos de hortalizas, ocupando gran parte de la tierra que
no se dedicó a la crianza de gallinas.
“Pareciera
que aquí la gente es bastante autosustentable”
Albert
resultó ser una persona agradable, no escatimó en elogios hacia mí (“Claramente
por ser hijo del dueño”) y su esposa, de nombre Clia, me dio algunos bocadillos
salados. No pude preguntarle mucho, pues claramente me consideran un simple
niño, así que fue una presentación breve, casi como una visita política. Lo
único que pude entender, es que ambos se encargan del trabajo agrícola de la
casa, a cambio de un lugar donde vivir y una parte de la producción (“Bastante
conveniente”).
Luego
de observar un poco más los alrededores, terminé de comprender las dimensiones
de mi casa, así también, comprendí de donde viene el sustento para esta
familia, quedando clara la naturaleza noble de mis padres.
“Doy
gracias que no reencarné en una familia pobre”
Luego
de volver a la casa con Mirina, aún tomados de las manos, declaré en un tono seguro;
— Mirina,
a partir de mañana me voy a levantar todos los días temprano para correr y
hacer ejercicios.
Ella
me mira con una leve sorpresa, pero luego de pensar por un segundo, pone su
otra mano en mi cabeza y dice con una sonrisa;
— Está
bien, yo te acompañaré y me aseguraré de que no te quedes dormido.
— Gracias…
también quiero ayudarte con la recolección de huevos antes de comenzar a
correr.
— Pero
Aki, no puedo dejar que trabajes en algo así… Ilen se va a enojar conmigo. —
Exclama temerosa.
— No
te preocupes, yo hablaré con ella y Elín. Quiero ayudarte un poco después de
todo lo que haces por mí.
Ella
aprieta un poco la mano que sostiene la mía, intenta decir una réplica, pero al
no ocurrírsele nada, baja su rostro sonrojado y murmura;
— Gracias…
Luego
de hablar con Elín, termino logrando que me dé el permiso, a pesar del recelo
de Ilen, quien constantemente miraba a Mirina con reproche. Esta última, por su
parte, se mantuvo con su cabeza agachada toda la conversación y no dijo
absolutamente nada. La conforté un poco después, regalándole un durazno que
había guardado conmigo, lo que increíblemente la animó bastante (“Creo que
descubrí que su punto débil son las cosas dulces”) y la situación terminó
apaciblemente.
A
partir de entonces, comencé mi rutina de ejercicios mañaneros junto con Mirina,
corriendo alrededor de los terrenos de la casa, haciendo sentadillas, flexiones
de brazos y abdominales. La mayoría de los ejercicios resultaron muy extraños
para Mirina, pero después de unos traumáticos primeros días (“Después de la
primera sesión, apenas se pudo levantar al día siguiente”) nos acostumbramos y
lo transformamos en rutina.
La
razón de mi iniciativa deportiva es simple, en este mundo claramente el fuerte
es el que prevalece (“No voy a cometer el error de no entrenar mi físico”), así
que mientras más pronto comience, mejores van a ser los resultados cuando
requiera dicha fuerza, en especial la capacidad de correr. Mirina también
debería encontrar beneficios con esto.
Aproximadamente
1 mes después de iniciada mi rutina de ejercicios, mi familia fue sacudida por
una importante noticia. Durante la vista habitual de Clark, y para júbilo de
todos, Elín declaró que estaba embarazada.
Está
de más decir que Clark saltaba de alegría, abrazó inmediatamente a Elín, y
después de un caluroso beso, le dijo;
— ¡Felicidades!
Ella
Mostró una mirada también emocionada, soltó un par de lágrimas y respondió;
— ¡Felicidades
a ti también!… Nuestra familia crece, así como siempre quisiste.
Ambos
se quedaron absortos en sus miradas, por mi parte, no sentí nada de sorpresa
(“Era inevitable algo como esto”), lo que sentí fue un poco de indiferencia y
alivio.
“Mientras
se concentren en el nuevo hijo, la posibilidad de ir a mis anchas con libertad
aumentan… Debería comenzar a pensar en qué hacer para triunfar en este mundo”
Parte
2
Hoy
es un día muy importante. Después de un tiempo familiarizándome con la
totalidad de la casa, decidí que era hora de salir afuera y conocer más de
cerca la cultura de este mundo. Logré convencer a Elín de dejarme conocer el
pueblo junto a Ilen, durante su visita semanal al mercado, cosa que obviamente
a esta última no le entusiasmaba demasiado.
Partimos
al amanecer, Ilen, Mirina y yo, montados en la carreta de nuestra familia, la
cual es tirada por un caballo. Resultó ser un viaje bastante corto, de unos 15
minutos hasta llegar al centro del pueblo, aparentemente, nuestra casa está
ubicada al suroeste de este. El panorama es propio de un sector campestre, un
delgado camino de tierra, cuya única diferencia con los alrededores es la
usencia de vegetación verde, y que serpentea mientras atraviesa los
innumerables campos de cultivos y casas de madera.
La
gente se ve activa y trabajadora, a lo largo del camino más de un campesino me
dirigió una sonrisa. No se ve una gran prosperidad, pero la gente parece feliz.
Se pueden apreciar cultivos de trigo, uvas, limones y otros más (“aparentemente
es una región agrícola”), siendo lo predominante el trigo.
El
clima en esta área es muy favorable para la agricultura, las lluvias son
abundantes y los arroyos nunca se secan. Para encontrar agua no hay que cavar
más allá de 6 mts de profundidad. En otras palabras, un “Paraíso” para los
granjeros.
En
el camino me la pasé preguntando de todo a Ilen, quien mostraba un rostro muy poco
complacido, pero aun así me respondió todo, aclarándome algunas interrogantes
respecto a nuestros vecinos y los trabajos que la gente realizaba en los
campos, a medida que pasábamos frente a ellos.
Cuando
llegamos al mercado del pueblo, ubicado en el centro de este, me vislumbré con
la visión de un colorido sector comercial, lleno de todo tipo de productos,
cosechados por la gente de la localidad, gran cantidad de personas paseando por
las diferentes calles y puestos comerciales (“Es muy parecido a algunos
mercados de mi mundo”). El bullicio de los comerciantes promoviendo sus
productos y las personas discutiendo precios, se entremezcla con la música de
algunos trovadores y relinches de caballos, causando una sensación abrumadora
al oído.
Primero
nos detuvimos en un puesto, casi al comienzo del mercado, dedicado a la venta
de huevos, donde descargamos la producción de los últimos 2 días. Usualmente es
Albert quien trae los huevos, pero una vez a la semana se encarga Ilen,
aprovechando el viaje para comprar los productos para la semana. La transacción
culminó satisfactoriamente y el comerciante le entrego a Ilen unas cuantas
monedas de color plateado.
Luego
de dejar la carreta aparcada en un sitio designado, unos metros fuera del
mercado, ingresamos a la calle principal con Ilen tomados de la mano (“regla
estricta de Ilen”). Sintiendo un poco de cercanía, le pregunté acerca del valor
de las monedas que acababa de recibir;
— Ilen,
¿cuánto recibiste por los huevos que vendimos?
— Bueno…
Recibí poco más de 3 monedas de plata. — Me responde casualmente.
— ¿Y
a cuanto equivale una moneda de plata?
Ilen
me mira con un poco de duda, pero luego de meditarlo unos segundos me comienza
a explicar en qué consiste la actual moneda y sus correspondientes valores;
Entonces
comprendo la naturaleza y las clases de monedas que se usan en este mundo.
“Ahora
lo más importante es saber el valor de la moneda, por lo que debo prestar
atención al valor de las cosas en este mercado”
— ¿Entonces
cada huevo que vendimos vale media moneda de cobre? — Le vuelvo a preguntar,
con mi usual tono de inocente.
— De
hecho la gente lo compra usualmente a 1 moneda de cobre, pero como nosotros nos
encargamos solo de proveer a los comerciantes, lo vendemos más barato.
— Mmmmm…
ya veo, entonces la ganancia por ambos lados es de 3 monedas de plata.
— En
realidad es un poco menos, porque hay que pagar los correspondientes impuestos
del reino.
“Asi
que aquí también se pagan impuestos, al parecer sobre la ganancia”
— ¿Y
el impuesto es fijo o un porcentaje de las ganancias?
Ilen
me mira con los ojos entrecerrados luego de mi afirmación y posteriormente
exclama;
— Eres
solo un niño y ya sabes cosas tan complejas, ¿eres un genio o algo?
“ups,
creo que hable demasiado”
— Ahh
hee… es solo que siempre observo a mis mayores, quizás aprendo rápido.
— Aprender
rápido heee, ¿y eso incluye leer también? — Me replica con mirada aguda.
— ¿Leer?
— Digo, haciéndome el tonto.
— No
creas que soy tonta, te he visto leer a escondidas, pero lo que me extraña es
que no sé la razón por qué lo escondes.
“Creo
que me descubrió”
Seguimos
caminamos por el mercado. Una Ilen suspirando, mientras encoge sus hombros, me guía
de la mano y continúa;
— Hasta
ahora siempre he tenido mis dudas Akeel, yo sé que escondes algo, tu madre
siempre dice que eres un genio y que te deje ser, pero mi instinto me obliga a
querer entender lo que está pasando de verdad, ¿Qué es lo que estás pensando?
Esa
última afirmación viene directo a mí, junto con una mirada seria, buscando la
verdad. Mirina por su parte se encuentra mirando absorta los diferentes puestos
y ni siquiera nos presta atención.
“Tal
vez deba decirle algo a Ilen, algo que explique las cosas pero que no lo cuente
todo, mmmmm veamos”
— Ilen,
quizás es como tú piensas, en realidad soy un poco diferente, mi mente ha
crecido a una velocidad acelerada, tanto que en algún momento que di cuenta que
no era normal. Llámalo intuición, pero de inmediato supe que me mirarían
extraño si comenzara sorpresivamente a hablar o aprender rápidamente a leer.
Quizás fue solo un delirio mío, pero es parte de mi naturaleza el no querer
llamar la atención, por eso he querido aparentar ser lo más normal posible,
pues no quiero verme en la situación en que las expectativas sobre mí sean más
altas de lo que puedo lograr o mis semejantes sientan celos de mí.
Ilen,
sorprendida ante mi sorpresiva forma de hablar, escucha cada palabra con unos
ojos bien abiertos sobre mí, apretando ligeramente su mano, que aún sostiene la
mia, y al terminar, fija su mirada hacia adelante, para luego de una pausa
comentar;
— Tiene
sentido… pero no deja de ser anormal, ¿desde hace cuando que sabes hablar?
— Creo
que aprendí cerca de mi primer año.
— Cogh
Cogh ¿un año?, ¿osea que te hiciste el
tonto desde esa edad? — Me pregunta con un poco de enojo en su voz.
— Mmmm más o menos.
Entonces
como una situación incómoda, el silencio reina mientras seguimos caminando por
el mercado. La mano de Ilen sigue sujeta a la mía y Mirina de pronto nota la
atmosfera un tanto tensa, por lo cual comienza a prestarnos más atención.
Comprendiendo
que la situación se dirige a un mal camino, decido que es hora de acercarme más
a Ilen y tratar de obtener su cooperación para mis actividades futuras. Reúno
un poco de determinación, me enmascaro en la imagen de un tierno niño
malentendido y le digo;
— Ilen,
desde hace bastante tiempo he sentido miedo… miedo de los demás y de mí mismo,
como alguien que se encuentra fuera de lugar, alguien incapaz de comprender y
ser comprendido.
“Si,
cuando quiero hablar profundamente, lo hago”
Mientras
digo mis palabras, Ilen súbitamente se detiene y me mira directamente mientras
presiona un poco mi mano, de sus ojos comienza a emanar calidez y decido
continuar con mi monólogo;
— Nunca
ha sido mi intención causarte problemas, es más, he tratado de molestarte lo
menos posible, pero… no puedo dejar de verte como una persona sabia y seria en
la que puedo confiar. Hasta ahora mi única amiga y cercana ha sido Mirina, pero
mi modelo a seguir eres tú.
De
pronto el rostro de Ilen se ruboriza y sus ojos comienzan a ponerse
cristalinos, su mano no deja de sostener con fuerza la mia (“¿Me estaré
excediendo?”). Viendo que la situación se comienza a suavizar, sujeto con ambas
manos la de ella y continúo;
— Sé
que no he sido completamente honesto contigo, pero ahora que sabes que soy un
poco diferente, tengo que pedirte perdón por las molestias que te he causado y
rogar porque me ayudes. Lo único que quiero de ti, es tu sabiduría y
conocimientos, quizás también, que no le cuentes a mis padres sobre lo extraño
que soy.
Añadiendo
peso a mi solicitud, Mirina pone un claro rostro de pena hacia Ilen, como
diciendo que no se enoje conmigo (“Creo que no sabe de lo que hablamos, pero
intuye una discusión”).
Atacada
por ambos lados, Ilen toma un pañuelo con su mano libre y lo frota por sus
ojos, respira profundamente hasta encontrar compostura y me mira con sus
usuales ojos serios, aunque con un toque extrañamente diferente, y me dice;
— Nunca
pensé que me dirías algo así, no soy alguien que está en la posición de
quejarme de nada, incluso la verdad es que no puedo quejarme de ti, simplemente
tenía mis dudas y quizás mis emociones nublaron mi juicio…
— Ilen,
¿piensas que eres menos que yo por ser una sirvienta? — Repliqué al notar la
duda en sus ojos.
— Akeel
por favor, no me hagas pensar esas cosas, el mundo tiene reglas y…
— ¡A
la mierda el mundo! — La interrumpo.
Mis
últimas palabras sorprendieron tanto a Ilen, Mirina y algunos transeúntes, pero
no me importó y continué;
— Dejemos
las cosas claras de un principio. Ilen, desde que tengo memoria tú has estado
ahí, te considero como mi segunda madre (“Aunque tercera sería correcto si
fuera el caso”) y nunca te voy a tratar como una sirvienta, tú eres mi familia,
así como Mirina, y ni se te ocurra pensar que te voy a tratar como algo
diferente de eso.
Lágrimas
comenzaron a brotar de los ojos de Mirina entre algunos sollozos, Ilen puso sus
manos sobre los suyos tratando de contenerse, pero era evidente que estaba a
punto de quebrarse.
“La
situación está en un punto poco esperado, incluso para mí, pero aun así debo
dar el golpe de gracia”
— Ilen,
lo que más quiero de ti es tu amistad y tu confianza.
Mi
mirada seria y los sollozos de Mirina, terminaron por sacar lágrimas de los
ojos de Ilen, quien bajó la mirada y puso su mano derecha suavemente en mi
cabeza, para luego decir;
— Por
favor para, está bien lo entiendo. No puedo prometer ser tu mejor amiga, pero
voy a hacer lo posible por intentarlo y ayudarte a crecer apropiadamente.
Además, si es tu intención mantener en secreto tu genio, no le diré a tus
padres.
“¿Genio?,
estoy muy lejos de ser un genio, pero bueno, si miras a un niño hablando como
hablo, es difícil interpretarlo de otra manera”
Luego
de esta incómoda situación, y una vez las miradas sobre nosotros
desaparecieron, nos relajamos en un puesto de bebidas frutales, donde ayudé a
Mirina a limpiar las marcas de lágrimas de sus ojos. Ilen se refrescó y recobró
su usual compostura, por lo que continuamos con las compras que teníamos que
hacer.
Puse
gran atención a los diferentes precios del mercado. El bien más comerciado es
el pan y la harina de trigo, hasta donde sé, representa la parte más importante
de la dieta de la gente, seguida por el arroz, granos, frutas, verduras y
carnes en menor medida. Los precios varían en función de la disponibilidad y la
estación del año, el pan se puede encontrar, en promedio, a 5 monedas de cobre
el kilo, las frutas y verduras de estación, oscilan entre 3 monedas de cobre el
kilo y el resto varía en igual proporción a como se veía usualmente en mi viejo
mundo. El tema de las carnes es una cosa diferente, se ve en pocas cantidades y
más en la forma de carnes secas y saladas, así como el pescado que traen de la
costa. Las porciones más pequeñas no se obtienen por menos de una moneda de
bronce. Los animales se venden vivos y sus precios son elevados, una gallina
parte de las 2 monedas de bronce y las vacas pueden llegar a costar hasta 6
monedas de oro, en función de su peso, por lo que es claro que sólo los nobles
pueden costear la compra de los animales más grandes.
Otros
ítems importantes son las especias, la sal es los más comercializado y lo más
barato de acceder, según Ilen, a quien pregunté de donde la obtienen, la sacan
de un salar ubicado al oeste del reino, casi en la frontera, y de depósitos
costeros, su valor usual es de 2 monedas de cobre el kilo. El tema de su
procedencia me resulta bastante interesante, pues donde hay salares es probable
que haiga nitrato, una información que quizás resulte útil a futuro.
Las
demás variedades de especias, tales como el ají, canela, pimienta, etc., se
encuentran en pequeñas cantidades y sus valores no bajan de una moneda de
plata, solo una pequeña porción (“según yo no hace ni 100 gramos”), por lo que
se hace un bien casi inaccesible para la gente común, ni siquiera nosotros lo
hacemos prioridad, salvo para algunas celebraciones.
Recorrimos
la totalidad del mercado haciendo las compras de la semana, donde pude apreciar
en gran medida la variedad de los productos, pero no puedo dejar de notar la
ausencia de ciertos elementos, como los dulces, pasteles, mermeladas y, en
realidad, todo aquello que está hecho con azúcar. En mi mundo, el azúcar está
presente en casi toda la dieta, pero aquí no existe, a lo mucho las cosas más
dulces son las frutas y la miel, que suele usarse como endulzante para bebidas,
pero más allá lo predominante son los alimentos salados.
Terminamos
de hacer las compras y nos dirigimos de vuelta a la carreta, en el camino
comencé a notar la ausencia de artículos militares, como espadas, escudos,
cascos, etc., por lo que pregunté a Ilen;
— ¿No
hay mercado de armas en este pueblo?, no he visto ninguno.
— Bueno,
este es el mercado de alimentos, existe el mercado de artesanos, donde se
encuentran todo tipo de cosas para el hogar, pero en el caso de las armas son
solo 2 las tiendas que las venden en el pueblo y se encuentran en la calle
central.
— ¿Entonces
esas tiendas dominan el mercado de armas?
— Se
podría decir, pero es principalmente por lo costosas que son y no hay mucha
gente en el pueblo capaz de pagar. La otra opción es recurrir a los herreros,
pero su calidad no es tan buena como las importaciones que realizan las
tiendas, además que son pocas las forjas capaces de trabajar el hierro.
— Mmmm
interesante, veo que el cobre y el bronce predominan.
— Asi
es, son más baratos y fáciles de trabajar, sólo los nobles pagan por equipos de
hierro y las forjas están concentradas en las ciudades.
— La
ciudad más cercana es Girelia, ¿has estado ahi?
— En
realidad nací allí, es una ciudad bastante prospera, pero la guerra siempre
está fresca en la mente de las personas debido a la cercanía con la frontera.
Al
decir esas palabras, pude ver un poco de melancolía en sus ojos, como si fuese
un tema que le recordara tristeza.
“Creo
que voy a tratar de no tocar mucho esos temas frente a Ilen, de seguro algo le
sucedió en la ciudad”.
Cargamos
las compras en la carreta y pusimos rumbo de vuelta a nuestro hogar (“fue un
día bastante productivo”), con la
información obtenida comencé a imaginarme las posibilidades que existen para
comerciar y la manera que puedo aplicar mi conocimiento para ganar dinero.
“Hay
tantas cosas que se pueden hacer, pero como un niño, creo que tengo que
tomármelo con calma, hasta crecer un poco más”.
Parte
3
Es
una extraña tarde, de un día inusualmente lúgubre, las nubes reinan en el cielo
y un viento frío obligó a todos a refugiarnos en el interior de la casa, al
calor de la chimenea. Ha sido un año regular, lo único destacable es la mejora
de mi relación con Ilen, quien se ha vuelto mi principal fuente de información
y confidente de temas que es imposible que Mirina comprenda. Desde esa
conversación en el mercado, han sido tardes completas en las que me ha
iluminado de diferentes temas y hemos compartido gratas charlas, como las que
tuve alguna vez con amigos muy cercanos en mi mundo.
Mientras
compartíamos una taza de té endulzado con miel, al calor de la chimenea,
súbitamente de la habitación de Eline escuchamos un grito, más que un grito, un
gran lamento de dolor. Inmediatamente, Ilen salta de su asiento y corre hacia
la habitación casi tropezándose con las escaleras. Mirina detrás le sigue el
paso, dejando caer su taza accidentalmente, por mi parte me quedo sentado, con
un sentimiento extraño dentro de mí, algo difícil de explicar, pero no muy
bueno.
A
los pocos minutos, Mirina sale de la habitación, con un rostro pálido y ojos
llenos preocupación, baja rápidamente las escaleras y mientras comienza a
ponerse su abrigo, me mira directo a los ojos y dice entrecortadamente;
— Aki…
Tu madre… no está bien, tengo que ir por un doctor, vuelvo lo más pronto
posible.
Luego
de decirlo, abre la puerta principal y corre en dirección a la casa de Albert.
Me asomo por la puerta para observar y a los pocos minutos veo partir la
carreta, con Mirina y Albert encima, a todo galope en dirección hacia el
pueblo.
Han
pasado cerca de 6 meses desde que Eline anunció su embarazo, si consideramos
los cerca de 2 meses que tarda, por lo general, una mujer en cerciorarse de
ello, el bebé debe tener a lo menos 8 meses de gestación.
“No
hay casi dudas de que cualquiera sea el problema, debe tener relación con su
embarazo”
La
mortalidad durante el embarazo es un peligro latente en este mundo,
incrementado por la carencia tanto de un sistema de salud pública, como de conocimientos avanzados de medicina. Aunque
seas noble, la probabilidad de muerte siempre está presente.
La
preocupación comenzó a invadirme a medida que pasan los minutos y no tengo idea
de lo que ocurre dentro de la habitación de Eline.
***
Punto de vista de Ilen
La
situación no es nada buena, desde el momento de ingresar a la habitación, me
encontré con Eline retorciéndose de dolor en la cama, su rostro pálido y frente
sudorosa. Fui rápidamente donde ella para preguntarle que le sucedía;
— Maestra,
¿qué le sucede?
— Ilen,
mi estómago ahhh ahhh, el dolor es
demasiado, algo le sucede al bebe, tengo miedo… tengo miedo de mirar ahí abajo…
Temiendo
las palabras de Eline, descubrí las sábanas que la cubrían y comencé a sudar
frío, pues desde sus entrepiernas, una gran mancha de sangre teñía la cama.
Inmediatamente miré a Mirina, que estaba paralizada contra la puerta de la
habitación y le dije;
— ¡¡¡¡Mirina!!!!,
¡reacciona!
Al
escuchar mi grito, saltó de su trance con los ojos bien abiertos y asintió
hacia mi mirada, sin esperar palabras le ordené inmediatamente;
— Ve
rápido donde Albert, tomen la carreta y diríjanse al pueblo, en la calle
principal está la consulta del doctor Austin, tiene un gran letrero con una
cruz colgando de su techo. Dile que la Sra. Eline se encuentra grave y que
venga de inmediato. ¡Tienes que apurarte!
— ¡De
Inmediato!, por favor maestra resista. — Dijo con una voz muy débil.
Después
de dirigirle esas palabras a Eline, se fue rápidamente por la puerta, con un
rostro pálido y descompuesto, que daba a entender su falta de experiencia en
esta clase de situaciones.
“Espero
que no asuste a Akeel con ese rostro”
A
partir de ese momento, comenzó uno de los momentos más terribles de mi vida,
desde el momento que abandonó Mirina y hasta que llegase el doctor, me dispuse
a hacer lo posible para calmar los dolores de Eline y contener la sangre que
seguía fluyendo desde sus entrepiernas.
Con
un paño húmedo, comienzo a secar el sudor de su frente, lo único que sale de
sus labios son murmullos de dolor, en un estado casi de delirio. Mi mente
comienza a ser afectada por lo irreal de la escena, pero “debo ser fuerte” me
digo a mi misma. Intento limpiar la sangre de sus entrepiernas, pero sin éxito,
pues sigue fluyendo lentamente hasta empapar el paño, y después de intentarlo
reiteradas veces, me rindo y coloco un gran paño debajo de su trasero para
absorber la sangre que sigue emanado, como un pequeño y delgado hilo.
Sintiendo
que mis acciones no tienen mucha efectividad, tomo entre mis manos la
temblorosa mano de Eline e intento mantenerla consiente hasta que llegue el
doctor. Inmediatamente noto que su rostro ya no muestra signos de dolor, en un
estado de serenidad a excepción de su respiración agitada, por lo que le digo;
— Maestra,
¿está usted bien?
Me
mira con unos ojos cuyo brillo se ha perdido, y con palabras temblorosas me
responde;
— Creo
que no Ilen, ya no siento dolor, pero creo que eso no es bueno…
— Por
favor resista, el médico debe venir en camino.
— Ilen
lo siento… — Murmulla débilmente.
Su
rostro pálido forma una expresión de angustia y lágrimas comienzan a salir de
sus ojos. Sin esperar mis palabras de consuelo, continua;
— He
cometido un error, un grave error, por favor discúlpame… voy a dejar sin madre
a mi hijo…
Esa
última frase caló hondo en mi corazón, un vacío se formó en mi estómago y
lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. De alguna manera contuve el llanto y
le dije;
— Eline,
no digas eso, tu eres una mujer fuerte, te conozco desde siempre, vas a salir
adelante, ¡resiste!
Entonces,
como si fuera la niña que conocí por primera vez, comenzó a sollozar como si no
hubiese esperanza, lo que me quebró inmediatamente. Lloramos calladamente sin
emitir lamentos, solo nuestras lágrimas y respiración entrecortada daban cuenta
de ello. Lo hicimos por un par de minutos, hasta que logré reunir fuerzas para
hablar nuevamente;
— Eline,
¿en verdad te vas a ir? — Le pregunté, sintiendo el sabor de mis lágrimas en
cada palabra.
Como
reuniendo fuerzas de lo imposible, Eline levanta su mano y toca mi mejilla. Es
una mano que siempre fue cálida, pero ahora es fría. Me mira con una mirada
seria y a la vez como la de una amiga, para decirme;
— No
dejes que Aki me vea asi, no quiero que su último recuerdo de mí sea esto…— Sus
lágrimas comienzan a fluir nuevamente. —
Es mi gran error, pero por favor, te encargo a mi hijo… no dejes que me
vea así… no dejes que me vea así… por
favor, perdóname Clark… Perdóname…
— ¡Eline!
— Le grito, perdiendo el control de mis emociones. — ¡no me dejes así!, Akeel
es más maduro que nadie que he conocido, yo te necesito más, eres mi amiga, mi
maestra… ¡no te vayas! ¡¡¡¡UUhHHHaaaa!!!!
No
pude evitar romper en llanto y perder completamente la compostura, puse mi
rostro en su pecho tratando de buscar consuelo, Eline, aún con un poco de
fuerza, puso su mano en mi cabeza y con mucho esfuerzo murmuró hacia mis oídos;
— Lo
siento Ilen… No puedo hacer eso, lo siento, Ughhhhhh…. Lo siento… pero debes
ser fuerte, confío en ti más que nadie en el mundo… no me hagas irme
preocupada… no me dejes asi… por favor…— Su voz se vuelve demasiado débil,
desapareciendo poco a poco. — Por favor…
Clark… Aki… los amo… los… amo…
Sus
ojos se cierran suavemente y lo único que queda es una suave respiración. Trato
de despertarla moviendo sus hombros y hablándole desesperadamente, pero nada
sucede, como si hubiera perdido el conocimiento. Comienzo entonces a entrar en
pánico y me desplomo en el piso junto a la cama.
Sorpresivamente,
se abre la puerta de la habitación y entra Mirina junto al doctor Austin, quien
se sorprende al verme en el suelo envuelta en lágrimas, sudor y sangre.
Inmediatamente recobro la compostura, limpio mis lágrimas con la manga de mi
vestido y me levanto para recibir al doctor;
— Doctor
Austin, desearía recibirlo de mejor manera, pero la situación es mala, acaba de
perder el conocimiento y no para de sangrar, es poco, pero ha sido constante
durante ya casi una hora, por favor véala.
— Lo
haré de inmediato. — Me dice con mirada seria, pero a la vez impresionado por
mi actual estado.
El
doctor inmediatamente comenzó a revisar a Eline, mientras tanto, me dirigí a
una aterrorizada Mirina que se congeló junto a la puerta, debido al impacto
visual de la escena, puse mi mano sobre su hombro y le dije suavemente;
— No
es necesario que estés aquí, ve afuera y espera por si necesito de tu ayuda.
Por favor mantén la calma y no asustes a Akeel.
— Está
Bien.
Con
una afirmación seca se fue de la habitación, no sin antes mirar hacia donde
Elin estaba siendo revisada y dar una reverencia.
El
doctor revisó cuidadosamente a Eline durante un par de minutos, mientras yo
observaba pacientemente junto a la puerta. Luego de tocar la frente de esta y
escuchar cuidadosamente su respiración, se dirigió hacia mí con una mirada
seria y de preocupación;
— Ilen,
Eline está grave, no es algo que yo ni nadie pueda tratar, tiene una herida
interna que sigue abierta y ha perdido demasiada sangre, es cuestión de minutos
para que colapse, ella no va a despertar.
El
diagnóstico es contundente, al igual que el impacto sobre mi devastado ánimo
(“Por algún momento guardé esperanza, pero ahora no queda nada”). Me disponía a
suplicar al doctor, cuando me interrumpió con otra afirmación;
— La
situación de ella es irreversible, pero el infante sigue vivo, no es momento
para dudar, debemos actuar ahora y salvarlo.
De
pronto, las dudas desaparecieron de mi mente;
“No
debo dudar, por el bien del legado de Eline, por Akeel y por él bebe que está
en su vientre”
— Hágalo
doctor, ¿necesita ayuda?, puedo llamar a Mirina también.
— Es
mejor que la niña no esté presente, También me gustaría que tú tampoco
estuvieses, pero necesito una mano con esto, ¿sabes lo que vamos a hacer no?
Trago
saliva y aprieto los puños, no soy ignorante en lo que hay que hacer en estos
casos, pero la idea de cortar el estómago de Eline comienza a revolver él mío.
— Lo
sé, por favor hagámoslo rápido, Eline no durará mucho.
Dicho
eso, procedimos rápidamente a remover él bebe del vientre de Eline. Realizando
cortes limpios y precisos, el doctor pasó a través del estómago hasta llegar
donde él bebe, lo comenzó a extraer sin dificultades, desde una ya casi muerta
madre. De inmediato cortó el cordón y golpeo suavemente la espalda del infante,
quien comenzó a llorar descontroladamente.
— Es
una niña, por favor sujétala.
El
doctor pone la niña en mis brazos, un sentimiento abrumador recorre mi cuerpo,
miro al rostro de Eline y para sorpresa mía, una sonrisa está dibujada en su
rostro, serena y en paz, como la primera vez que nos conocimos.
— Ilen,
ella está muerta…
Luego
de comprobar sus signos vitales, el doctor anuncia la sentencia, mi corazón se
contrae y un dolor indescriptible penetra mi alma. Me aferro al cálido cuerpo
de la niña, mientras mis lágrimas caen por mis mejillas, recorriendo todo el
camino hasta terminar cayendo en el frio suelo. La bebe, por alguna razón se
tranquiliza y rápidamente cierra sus ojos para dormirse.
“No
sé qué hacer, ¿qué le digo a Akeel? ¿Cómo lidio con esto? Señor Clark, ¿Dónde
está?”
Dejo
la bebe, envuelta en una sábana, en la cuna que estaba dispuesta en la
habitación, el doctor se dispone a cubrir el rostro de Eline, cuando
repentinamente se abre la puerta de la habitación y entra Akeel. La imagen de
un niño y su madre muerta, golpean mi mente y mis recuerdos de cuando murió la
mía. Pero increíblemente la escena es diferente, muy diferente, pues con una
mirada serena, el niño observa detenidamente el pálido rostro de Eline, su
rostro dice que claramente nota algo extraño y se dirige al doctor;
— Señor
doctor, mi madre, ¿mi madre está muerta?
El
hombre, sin poder creer la expresión del niño, titubea por unos instantes hasta
asentir cortésmente con la cabeza, a lo que Akeel mira hacia el suelo y toca su
frente con la mano, piensa por unos momentos, levanta la mirada y camina hacia
Eline. Con una voz temblorosa trato de decirle algo;
— Akeel,
hasta el último momento tu madre pensó en ti, ella te amaba, ella de verdad te
amaba.
Lentamente
se acercó a ella, primero tomó su mano y la sujetó por unos momentos, luego
acarició gentilmente su rostro, siempre con una mirada seria aunque un tanto
melancólica. Finalmente extendió la sábana cubriendo su rostro y comenzó a
hablar, sin apartar la mirada de ella;
— Sé
que me quería, eso lo sé, se también que fue más alegre de lo que podía
soportar, me trató demasiado bien… Esto
te hace pensar lo delicada que es la vida, podemos vivir hasta más de 200 años,
pero mírala, no tiene ni 30… Madre, sé que como eres tú, te disculpaste hasta
el final, lo único que me consuela es que te fuiste con una sonrisa, te
agradezco que hayas sido mi madre, te quiero… descansa en paz.
Mis
lágrimas no paran de salir, como un hombre más maduro que nadie que haya visto,
él la despide de la forma en que nadie lo haría. Respeto y admiración es lo
único que puedo sentir. En el marco de la puerta, una Mirina desplomada no para
de llorar y el doctor, con una cara estupefacta por la escena, se queda
simplemente parado en el centro de la habitación. De pronto, Akeel dirige su
mirada hacia mí;
— No
voy a ser irrespetuoso de tu dolor, pero ya no es momento de llorar, ¿ha nacido
alguien no es así?, el llanto me lo dijo.
Contengo
mis lágrimas, reúno todo el coraje que puedo, ante este niño casi irreal.
— Sí,
es una niña, nació tu hermana.
Se
acerca a la cuna, que alguna vez fue suya, mira por un momento a su hermana con
una sonrisa en su rostro y dice;
— Es
bastante adorable, creo que tiene el rostro de Eline… Sabes, esta bebe no va a
durar mucho sin leche materna, así que te pido, por favor, limpia tus lágrimas,
reúne compostura y busca una madre que pueda darle pecho. El doctor aquí
presente debe tener información de algunas madres recientes.
Sus
palabras me hacen reaccionar, de pronto comprendo la situación (“Las lágrimas
son para después”), recupero mi compostura, me dirijo hacia el doctor, quien
también reacciona ante la idea de Akeel;
— Doctor,
por favor ayúdeme a encontrar alguien.
— Si,
lo sé, vamos de inmediato, conozco a un par de mujeres que dieron a luz hace
solo meses, no debiera ser un problema si les explicamos la situación.
— Akeel,
discúlpame por dejarte aquí en esta situación, Mirina no parece servir de
mucho…
— No
te preocupes, yo me encargo de consolarla, ve tranquila, luego veremos la
situación del entierro de mi madre, también hay que enviar un mensaje a Clark,
esta situación lo va a destrozar.
La
imagen de Clark de pronto invade mi mente, él amor que tiene por ella es
demasiado (“No lo va a soportar”).
— Mañana
me encargo de ello, por favor esperen mientras voy con el doctor por la madre
sustituta.
Esa
noche, me la pasé recorriendo casas, hasta encontrar una mujer dispuesta a
darle de pecho a la niña recién nacida. Al volver, encontré una Mirina dormida,
con su cabeza en el regazo de Akeel, ahí mismo en el marco de la puerta. Luego
de darle pecho a la niña, Akeel formalmente contrató a la mujer, a la que
ofreció una moneda de plata a la semana, ella por supuesto aceptó la generosa
oferta y acordaron que vendría 2 veces al día, así también, daría el dato de
otras madres dispuestas a vender su leche.
Finalmente,
el doctor se retiró, lamentando la muerte de Eline y elogiando a Akeel, le
pagué generosamente y acordamos que vería a la bebe en unos días para
asegurarse de su salud. Mirina pasó la noche junto con Akeel, mientras yo
descargué toda mi tristeza con mi almohada, que quedó casi empapada con mis
lágrimas. Mi gran temor, es lo que vendrá a partir de mañana y lo que hará
Clark cuando se entere de lo sucedido.
“Ho
Eline, ya comienzo a extrañarte”
Parte
4
“Fue
una noche de emociones”
Me
despierto y junto a mí está Mirina, acurrucada mientras me rodea entre sus
brazos. Es un tanto incómodo, pero no puedo negarme. Se la pasó toda la noche
sollozando y bañándome en lágrimas, ahora su rostro está completamente
manchado y sus narices llenas de
mucosidad. Me logro liberar de su abrazo, cojo un paño, y con un poco de agua
comienzo a limpiar su rostro.
Poco
a poco comienza a despertar, al sentir la frialdad del paño, sin embargo,
tranquilamente dejó que la limpiara, dejando ver unos tiernos ojos que emanan
un poco de melancolía. Al dejar su rostro limpio, tímidamente lo esconde dentro de las sábanas y con voz temblorosa me
dice;
— Aki,
¿e-e-estás bien?... ¿estás triste?
— Es
imposible no estarlo, era mi madre después de todo.
Previendo
que nuevamente comenzará a llorar, me siento a su lado y coloco mi mano sobre
su cabeza, aún cubierta por las sábanas.
— La
vida es así, nunca sabes lo que pasará ni cuando te vas a ir, la naturaleza no
se puede negar y no podemos oponernos. Lo único que podemos hacer es recordar
las cosas buenas y preocuparnos de los vivos.
— Pero,
pero…
— Pero
nada. — La interrumpo. — Ahora hay un
nuevo miembro de la familia, y tal cual como lo hiciste conmigo, quiero que la
cuides como si fuera tu hermana.
Lentamente
comienza a deslizarse dentro de las sábanas, asomando sus ojos y mirándome
seriamente. Entonces, asintiendo levemente, decide levantarse de la cama y
comienza a arreglar su desordenado cabello.
La
mañana resultó ser bastante problemática, primero recibimos al jefe de asuntos
domésticos del pueblo, avisado por el doctor Austin, quién confirmó la muerte
de Eline por tratarse de una noble, y junto al encargado del cementerio local,
sugirieron enterrarla de inmediato en este. No me demoré mucho en pensarlo y
como único familiar presente, pese a mi edad, me impuse por la idea de
sepultarla en la casa, a lo que nadie se negó.
En
un principio deseábamos esperar la llegada de Clark para realizar el entierro,
pero ante las nulas noticias de este y la insistencia del personero público,
por miedo a que la descomposición pudiese atraer enfermedades, decidimos
enterrarla hoy mismo.
Al
medio día se llevó a cabo la pequeña ceremonia, donde sepultamos a Eline en un
cajón de madera que trajo el sepulturero de antemano. Se dijeron algunas
palabras emotivas por parte de Eline y Albert, plegarias a algunos dioses que
no conozco y culminando cuando decidí plantar un pequeño brote de durazno sobre
la tumba.
Ya
es casi el atardecer, cuando completamos cada uno de los procesos burocráticos
acerca de la defunción de Eline. El personero público me entrega una carta
dirigida a Clark y se dispone a retirarse, cuando de pronto, un jinete aparece
frente a la puerta de entrada.
El
elegante jinete se baja de su caballo y se dirige a nosotros;
— Es
esta la casa del capitán Clark Daymind.
Ilen
toma la iniciativa y se acerca al hombre.
— Así
es, me podría decir ¿quién es usted?
— Mensajero
del ejército real, necesito hablar con la esposa del Capitán.
— Me
temo que la esposa acaba de fallecer la pasada noche, acabamos de enterrarla. —
Le responde Ilen fríamente.
El
hombre mostró un rostro de profunda sorpresa, comenzó a rascarse la cabeza en
clara confusión, tosió un poco y con los hombros caídos continuo;
— Mi
gran pésame, pero me temo que les traigo más malas noticias, ¿Queda algún
familiar presente?
— Sólo
el hijo, aquí a mi lado.
Su
mirada se centra en mí, que estoy junto a ella, me esboza una forzada sonrisa y
se dirige nuevamente a Ilen;
— Me
temo que debo dar la noticia del fallecimiento de Clark Daymind, muerto en
combate, en una escaramuza en la frontera este, a manos de bandidos.
El
impacto es inmediato, Ilen colapsa en el suelo tratando de afirmarse en mí, el
rostro de los demás se desdibuja y mi
sorpresa comienza a afectar mi juicio.
“Que
mierda está pasando, ¿se están poniendo de acuerdo para morirse? Y yo que me
había comenzado a acostumbrar a esta vida”
El
hombre aclara su garganta, tosiendo un poco para también llamar nuestra
atención y continúa;
— El
cuerpo no pudo ser recuperado, solo su espada, que entrego a sus familiares.
Deposita
la espada sobre mis manos (“Bastante pesada debo decirlo”), revisa en su bolso,
que carga a sus espaldas, retira una pequeña bolsa y la pone sobre una de mis
manos que aún sostiene la espada y dice;
— Por
decreto real, se entrega a los familiares la suma de 2 monedas de oro en moneda
local, como indemnización por caer en combate bajo el estandarte del rey… Sé que esto no vale la pérdida de una
persona, pero los ayudará un poco, por favor discúlpenme por traerles tan mala
noticia en este momento de pesar, con su permiso.
Mostrando
un rostro bastante afligido (“Debe ser duro este trabajo”), el hombre sube a su
caballo y se retira galopando, dejando una escena bastante depresiva.
Terminamos
de despedir a los personeros público, no sin antes recibir del jefe de asuntos
públicos, una declaración firmada de dominio del inmueble, como único heredero
de Clark, por lo que la casa y los terrenos delimitados pasan a mi propiedad y
bajo tutela de Ilen (“Quien fue bastante difícil de convencer de aceptar la responsabilidad”),
además de todos los bienes que le pertenecían.
“wow,
creo que soy una especie de noble, bueno, por lo menos a partir de que cumpla
12 años”
A
partir de entonces, el ambiente se volvió sombrío, tanto Ilen como Mirina, se
concentraron en sus quehaceres usuales, limpiaron el cuarto de Eline y se
dedicaron a preparar la cena.
Luego
de cenar y despedir a la madre substituta, nos sentamos al fuego de la chimenea
mudos, por lo que decido romper el hielo y hablar de algo que tenía en mi mente
desde ayer;
— Primero
quiero que entiendan que lo que pasó es cosa del destino, la vida continua y
deseo que mantengamos el estilo de vida que hemos tenido hasta ahora, si
ustedes así también lo quieren. Primero que nada, debemos dar un nombre a mi
hermana, si nadie se opone, me gustaría que fuera Eli.
Ilen,
que se encuentra acunando a la niña en sus brazos, me mira pensativamente,
luego mira a la niña y asiente con una sonrisa.
— Me
parece buen nombre, suena como la hija de Eline.
— Sí,
es buen nombre, va a ser mi hermanita Elin. — Comenta Mirina, un tanto sombría,
pero con una sonrisa.
Una
Mirina ahora entusiasmada, comienza a acariciar el cabello de Eli, mientras la
mira con unos ojos gentiles. Matando un poco el ambiente, Ilen de pronto me
mira, con un rostro súbitamente serio y me dice;
— Ahora
que tu padre ha muerto, eres el heredero de esta casa, Eline me pidió que
cuidara de sus hijos y eso pienso hacer, pero no sé si soy la persona adecuada
para ello, no sé si puedo igualar el rol de una madre.
Antes
de que continuase deprimiéndose con sus pensamientos, me acerco a ella y tomo
su mano.
— Para
mí, tú tienes el potencial de ser la madre perfecta, porque una buena madre no
es sólo alguien que quiere a sus hijos, sino una que puede disciplinarlos y con
una mirada fría, buscar lo mejor para ellos.
Sus
mejillas de pronto se sonrojan, mientras observa a Eli, luego, con unos ojos
que emanan angustia, me mira para decirme;
— Los
padres de Eline pueden ser un problema, cuando se enteren de que falleció su
hija y más encima su esposo, van a querer criar a sus nietos bajo su tutela, la
más gustosa de la idea seguramente será tu abuela.
“mmmm,
me había olvidado que tenía más familia”
— Hipotéticamente
hablando, ¿qué pasaría si sucediese eso? — Le pregunto.
— Bueno,
lo más probable es que tendríamos que mudarnos a Girelia, tú serías educado con
las reglas estrictas de una casa noble y cuando llegases a una edad madura,
serías enviado a una escuela de caballeros para convertirte en oficial del
ejército. En el caso de Eli, ella sería adoctrinada como una dama noble, en
espera de madurar lo suficiente para casarse con otro noble adinerado y
continuar el linaje.
— Mmmm
suena forzado, ¿pero y que pasaría con la casa?
— Lo
más seguro es que la venderían, o pondrían a un familiar de bajo rango a cargo.
— ¿Mi
casa?, ¿qué les daría el derecho de hacer eso?
— Creo
que apelarían al concejo ministerial de la ciudad, que tiene jurisdicción sobre
los poblados aledaños, con la razón de que eres muy pequeño para administrar los bienes de tu difunto padre.
Entonces harían el traspaso a ellos, por ser tus familiares más cercanos.
— Suena
creíble, que desgraciados. ¿Y ustedes? ¿Qué pasaría con Mirina y tú?
— Lo
más probable es que me asignen el cuidado de ustedes dos, pero Mirina
probablemente sea enviada a otra área, a la servidumbre de otra casa, o incluso
ni siquiera reconocida y despedida. Tu abuela es especialmente estricta con las
sirvientas, disgustándole mucho más aquellas con personalidad alegre.
Entonces
mi mente se nubló y comencé a ofuscarme, miré a una cabizbaja Mirina, fruncí mi
ceño y dije firmemente;
— A
la mierda si creen que voy a permitir eso, nadie toca mi familia, por ningún
motivo voy a permitir eso.
Ambas
se sorprendieron y Eli estuvo a punto de despertarse, entonces Ilen me preguntó
en un tono bajo;
— ¿Pero
cómo lo harás para oponerte?
— Eso
es algo que debo pensar. — Le respondo decidido. — Pero te garantizo, que no voy a caer sin
luchar.
“Nunca
antes he estado tan decidido como ahora, voy a usar todas las armas a mi
disposición para mantener mi familia unida, y de paso, proteger la casa de mis
padres. Y pensar que estoy a punto de cumplir 6 años, que gran regalo es todo
esto”.
SOCIALIZE IT →